Cerca, todo lo que cae bajo la luz borrosa de los faroles. Por trechos, agujeros de oscuridad, 

pedazos de desconocido, donde la imaginación puede crearlo todo

 (Ricardo Güiraldes, 1912).

Al pasear por las calles de nuestra localidad, la atención recae en las calles empedradas, las grandiosas casas-palacios y la imponente excolegiata, entre otros aspectos. No obstante, hay un elemento que suele pasar desapercibido, sus farolas.

Las farolas de Rubielos de Mora son fundamentales para comprender el patrimonio artístico de nuestro bello pueblo. Aparentemente, este objeto tiene la simple función de iluminar las calles y edificios del municipio. No obstante, es necesario agudizar la vista para percatarnos de su singularidad.

Analizando las farolas, observamos una clara estructura de división. La base de las farolas mantienen un equilibrio estético, conservando de ese modo una simbiosis entre todas ellas. Sin embargo, cada farola dispone de un elemento único que las singulariza entre todas las demás, el monote. El monote es el elemento decorativo que se observa en la parte superior de las farolas.

Este elemento, además de ser el resultado artístico de un trabajo realizado artesanalmente en forja, transmite gran información, pues al estar personalizado, cada uno nos cuenta una breve historia sobre la persona que habita en la casa, sobre el mismo edificio o sobre la calle en la que está situada. De ese modo, observando las farolas del municipio podemos descubrir curiosidades sobre este lugar.

En cuanto al origen de la realización de estas farolas tan peculiares, nos tenemos que remontar al trabajo realizado por el escultor José Gonzalvo y el herrero local Manuel Baselga. No obstante, actualmente estas farolas son realizadas en el yunque de la Cooperativa la Zarza junto con la colaboración del electricista local Miguel Florencia.