Jabier Elorriaga (Galdakao, Vizcaya, 1959) si bien se formó como periodista y ejerció como tal, realizó también la carrera de Bellas Artes, es un artista integro y a la vez profesor de escultura en la Universidad del País Vasco. En el tránsito de los 80 a los 90 del siglo pasado se prodigó en exposiciones en Bilbao (Galería Windsor, 1987), Madrid (Galería Juana Mordó, 1988), en Valencia (Galería Val i 30, 1990), en Barcelona (Athenea, 1991), nuevamente en Bilbao (Galería Windsor, 1992). Se presenta a concursos, obtiene importantes premios, su obra está presente en los museos de Bellas Artes de Álava, Pablo Gargallo de Zaragoza, en la Diputación Foral de Gipuzkoa, en el Gobierno Vasco, Fundación la Caixa. Igualmente su obra se encuentra en espacios públicos como el municipio de Alquezar (Huesca), Vitoria- Gasteiz, Zumaia, Arrigorriaga y el centro metalúrgico de investigación Azterlan (Durango). Si bien desde 1992 no se ha prodigado en los espacios comerciales, el artista vive con intensidad el arte y desde su perspectiva universitaria e investigadora, practica y difunde un arte comprometido, geométrico, de preocupación por el espacio, de una escultura de interconexión con la arquitectura, con el paisaje, con la línea, con la poética de las formas y de los materiales.
Jabier Elorriaga se puede relacionar con Jorge Oteiza y su complejo e interesante pensamiento, con Kandisky y su punto y línea con el plano, con Malevich y sus cuadros poéticos. con Julio González y el hierro y el vacío , con Palazuelo y la idea de expandir el plano, con Ángel Bados y otros de la llamada «Nueva escultura vasca». En definitiva con todos aquellos que creen en que la vanguardia se debe actualizar y reinventar. Significativo resulta que Elorriaga en el texto que presenta con motivo de esta exposición, Ensayos, se refiere a Oteiza y sus teorías del ser estético que a través de los Seres Reales (la naturaleza), los Seres ideales (la metafísica) y los Seres Vitales (el sentimiento) se pudiera llegar al arte absoluto.
Elorriaga llama a estas esculturas «ensayos», y dice que son «una especie de ejercitación, con el deseo de que en un futuro lleguen a ser nada más que escultura!. Podríamos hablar de sus ensayos como de un sincretismo entre la escultura y arquitectura, de espacios que remiten a los frontones de raíces vascas, a homenajes a Álvaro Siza, a estancias de profundos sentimientos personales; Esculturas vividas y sentidas. En gran parte de las obras que utiliza, aparte de la piedra y/o el aluminio, el vidrio y a través de la luz o las luces logra una poética inigualable a través de los vacíos. Materia abstracta, como dice el artista.
Texto de:
Ricardo García Prats
Director del Museo Salvador Victoria